El poder absoluto.
(Tomado del Helardo de Honduras.)
Después del desmontaje de la independencia de poderes, tomando el control del Legislativo y del Judicial, el gobierno de Hugo Chávez pisa el acelerador hacia el control absoluto, incluso del llamado "cuarto poder", como lo evidencia la presentación el jueves del proyecto "Ley especial sobre delitos mediáticos" y el dejar fuera del aire, el sábado, a 34 radioemisoras de las 240 que en la actualidad son sometidas a revisión para verificar su situación legal.
El proyecto de ley, que esta semana comienza a ser debatida en la Asamblea Nacional, establece, entre otras, penas de dos a cuatro años de prisión a personas o dueños de medios que divulguen falsas noticias que causen pánico o perjuicio al Estado; dos a cuatro años de prisión a quienes manipulen noticias para que se produzca una falsa percepción de los hechos; uno a tres años de prisión a las personas, gerentes y/o dueños de medios que los empleen para amenazar, coaccionar o infundir temor; dos a cuatro años de prisión a personas o dueños de medios que realicen transmisiones destinadas a promover la guerra, la violencia y la hostilidad. En el segundo de los casos, en la recuperación del espectro radioeléctrico, si bien se escuda en las presuntas irregularidades administrativas, lo cierto es que el gobierno reconoce que se trata de "democratizar" la posesión de las concesiones, muchas de las cuales están concentradas en pocas manos.
Lo que en buen castellano significa una mayor profundización del proceso estatizador. La anunciada "democratización" de los medios de comunicación, en un país donde ya abundan los oficialistas y otros en manos de organizaciones sociales, que también responden al proyecto chavista, ya sea mediante el despojo o por medio de leyes que violan abiertamente la libertad de prensa y de expresión, no es más que el llevar a la práctica el viejo sueño de Chávez: eliminar los medios opositores e independientes a fin de que los venezolanos solo conozcan la verdad oficial, como les ocurre a los cubanos desde hace varias décadas y a otros pueblos del mundo en África, Medio Oriente y Asia.
El célebre historiador Lord Acton a finales del siglo 19 sentenciaba: "El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente". Y es hacia allí adonde se dirigen Chávez, junto a sus amigos de la Alba.