martes, diciembre 02, 2008

“Curtura” en Plaza Ñuñoa.

“Curtura” en Plaza Ñuñoa.

En un restaurante de la plaza Ñuñoa fuimos testigos de las odiosidades que esparcen algunos personajes en nuestra sociedad, disfrazándolos de tolerancia, de cultura y de democracia.

Se trataba de una pareja, ella ya entrada en años, de voz muy estridente, y un joven de escasa edad, ambos de evidente militancia izquierdista, que hablaban a gritos manifestando su discurso alternativo.

Al inicio de esta chillona conversación se hablaba de la maldad de la derecha que no les financiaba una película, de la necesidad que el Gobierno les financiara por ser una genuina muestra de nuestra cultura.

De lo que entendimos de esta “cultural” exposición, plagada de garabatos y lugares comunes, es que tenían una feroz molestia porque nadie les permitía ganar dinero con verdaderos panfletos.

La diatriba pasó de inmediato a atacar a Piñera, al que se acusaba de haberse enriquecido con la “dictadura”, y de pretender seguir beneficiándose en su intento por llegar al poder.

De pasada, también, le pegaban una “pelada” a los Gobiernos de la Concertación, a quienes acusaban de usar las mismas prácticas que la derecha para ascender a una clase que no les pertenecía, calificándolos de desclasados.

A poco andar la diatriba se centraba en la violenta represión de la que había sido objeto en el Gobierno de las FF.AA., a la tiranía de Pinochet y a la enorme cantidad de víctimas que habría dejado.

La conversación transcurría en una descalificación a todos los que no siguieran sus particulares ponencias, los que en medio de los efluvios alcohólicos eran calificados de ignorantes, incultos, intolerantes o de fascistas.

El corolario fue curioso, la dama, haciendo gala de una inconsistencia espectacular, luciendo ante su contertulio su “pedigrí” familiar y las riquezas que tuvo su grupo familiar, haciendo gala de no venir de sectores “bajos”

Por el otro lado, el muchacho, criticaba ácidamente a su abuelo, rico, que les había regalado a todos sus nietos un sitio en Santa Rosa y un automóvil, pero que no dejaba de ser un “facho”.

Al parecer para estos representantes de la “cultura” zurda es obligatorio estar de acuerdo con ellos, lo que demuestra sus afanes totalitarios, y todo el que tenga la osadía de tener visiones propias es un vendido o ignorante.

Si esa es la cultura que pueden exhibir los “rojos”, sencillamente nos hemos sentido sumamente orgullosos de ser ignorantes, pues no tenemos ningún interes en transformarnos en loros repetidores de consignas.

EMPELOTANDO A LAGOS