viernes, abril 11, 2008

La DC ¿Un Partido, una idea?

La DC ¿Un Partido, una idea?

Las distintas corrientes existentes en la Democracia Cristiana van desde una extrema derecha, que podríamos personificar en el Ministro Pérez Yoma o en el ex Ministro Ravinet, pasando por una fuerte ala fascista heredada de su nacimiento y del Ibañismo, a una núcleo izquierdista extremo que podríamos representar en el Diputado Aylwin, la Chole o en la Ministro Provoste.

Esta composición heterogénea es la que condiciona el actuar de la colectividad falangista, haciéndola tener virajes incomprensibles que transitan desde un raro maridaje con el marxismo ateo y totalitario, algunos devaneos valóricos que ciertamente no los unen, y un ingenuo pololeo con aquella derecha que tanto desprecian en los discursos que profusamente distribuyen.

Sin duda estamos hablando de una partido que tiene varias “personalidades” por lo que al ver un documento signado por la colectividad lo primero que debemos hacer es investigar a que sector de ese grupo pertenece, para así intentar llegar a conclusiones de lo que realmente se pretende con el “escrito” o discurso que se esta promocionando o distribuyendo.

Según nuestra visión la Democracia Cristiana no es demócrata ni cristiana. No es demócrata porque tiene devaneos totalitarios, no podemos olvidar que cuando eran gobierno, de partido único, metieron presa a toda la directiva de un Partido opositor porque al Ministro del Interior se le ocurrió que estaban complotando. Ofreció pruebas que nunca llegaron a Tribunales.

A pesar de su título tampoco les creemos que sean Cristianos, porque no les vemos la humildad que caracteriza a los seguidores de Cristo y les percibimos, como todo el país, como poseedores de una soberbia sin igual, que muchas veces hemos calificado de luciferina. La DC resulta, para nosotros, como un mero injerto de mono con alambre de púas, es decir una monstruosidad.

Es demasiado sencillo adjudicarse etiquetas distintivas atractivas y vendedoras, nadie racional, en Chile al menos, deja de ser Cristiano, aunque sea a su manera, ni Demócrata, pero, cada vez son más grandes las legiones de los desencantados de aquellos que se califican como Demócratas y Cristianos, dos posturas que ciertamente son difíciles de sostener si no se sienten verdaderamente.

Nosotros, con la modestia que nos caracteriza, no tenemos ambiciones ni de poder ni de dinero, solo nos mueve un compromiso con nuestra Patria y nuestro Pueblo, del que orgullosamente somos parte, creemos que es un deber, moral, político y social, denunciar a estos estafadores, que mirando solamente sus frías ambiciones de poder no dudan en apropiarse de nombres “bonitos”.





EMPELOTANDO A LAGOS