¿Perdió Evo
Morales el respaldo de sus bases?
por Verónica Smink, BBC
Mundo, Cono Sur.
En 2006, Evo Morales se convirtió en el primer
presidente indígena en la historia de Bolivia gracias al apoyo de cinco
sectores clave, que formaban el Movimiento al Socialismo (MAS): los indígenas,
los cocaleros, los campesinos, los mineros y la Central Obrera Boliviana (COB),
el principal sindicato del país.
Ocho años después, el mandatario aspira a ganar
la presidencia por tercera vez consecutiva en los comicios previstos para el
próximo 5 de octubre, pero muchos de quienes lo respaldaban en sus orígenes
ahora están descontentos con su gobierno.
Así lo señalan varios observadores que afirman
que se ha desgastado la base de poder tradicional del MAS.
Un ejemplo de esto es el conflicto que hoy
enfrenta al gobierno con grupos de cooperativistas mineros que rechazan un
proyecto de ley oficialista que les prohibiría trabajar para empresas privadas.
Este jueves, Morales se reunirá con
representantes de la Federación de Cooperativas Mineras (Fencomin) para intentar
buscar una salida a la disputa, que generó fuertes choques la semana última
entre los mineros y la policía.
Pero no es la primera vez que el gobierno se
enfrenta con sus propias bases: en 2011 diversos movimientos indígenas
realizaron manifestaciones masivas contra la construcción de una carretera que
iba a atravesar el corazón de una de las mayores reservas naturales del país,
el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis), donde viven
unos 15.000 nativos.
Si bien el proyecto fue paralizado, muchas
comunidades indígenas quedaron desencantadas con Morales y comenzaron a formar
sus propias agrupaciones políticas, resentidas también por lo que consideran
una falta de representatividad en la Asamblea Legislativa Plurinacional, el
Congreso boliviano.
Conflictos
internos.
Según el analista político Mario Galindo Soza,
del Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios (Cebem), la mayoría de los
grupos que tradicionalmente apoyaban al MAS ahora están divididos.
"No son solo los indígenas y los mineros.
En siete de las nueve federaciones de campesinos también hay conflictos
internos. Las cúpulas están con el gobierno pero dentro de las agrupaciones hay
muchas divisiones", aseguró a BBC Mundo.
Incluso dentro de la COB -con la que el MAS
estableció una alianza electoral de cara a los comicios de octubre- hay
divisiones internas, afirmó Soza.
Para Galindo Soza, el descontento tiene un
motivo principal: "El programa de gobierno está en contradicción con muchos
de los intereses de las bases y por eso Morales ha perdido capital
político".
Kathryn Ledebur, de la ONG Red Andina de
Información, coincide en que en estos años de gobierno el MAS ha perdido el
apoyo de muchos "subsectores" que formaban parte de sus bases. Sin
embargo, le restó responsabilidad política a Morales.
"En Bolivia siempre hay protestas, es
parte de la vida acá. En un año electoral no sorprende que muchos grupos
aumenten sus reclamos, porque saben que el gobierno estará más receptivo",
afirmó.
También consideró que a pesar de que muchos
grupos -como los indígenas, los campesinos y los cocaleros- se sienten
identificados con el presidente, no significa que le darán un apoyo automático.
"No existe el concepto del cheque en
blanco en Bolivia, el presidente constantemente tiene que consensuar con sus
bases", indicó Ledebur.
Marcha atrás.
Esta política de consensos explica por qué en
los últimos años Morales decidió dar marcha atrás o dejar en suspenso algunas
de sus decisiones más polémicas, como la construcción de la carretera a través
del Tipnis o el recorte de los subsidios al combustible, conocido como el
"gasolinazo".
Ahora, el gobierno también accedió a congelar
la controvertida ley de minería, que ya tiene media sanción en el Parlamento, y
cuyo futuro dependerá de lo que el gobierno acuerde con los mineros.
A pesar de estas concesiones, analistas como
Ledebur creen que es "imposible" que Morales satisfaga a todos.
"Los movimientos sociales no son grupos
uniformes. Con cualquier decisión que tome el gobierno siempre alguien gana y
alguien pierde", remarcó a BBC Mundo.
Confiado.
A pesar de esta encrucijada, el presidente
boliviano se muestra confiado en que logrará no solo mantener, sino ampliar sus
bases políticas en los próximos comicios.
"La meta para mi es ganar con 74 %. Cada
elección (debemos) aumentar 10% y está en nuestra manos", dijo Morales en
octubre pasado, al lanzar su candidatura y la de su vicepresidente, Álvaro
García Linera, para un tercer período de gobierno.
En 2005, el gobernante ganó con el 54% y en
2009 se impuso con el 64%."A mí me causa risa cuando dicen: vamos a
derrotar al MAS", se ufanó el mandatario a finales del año pasado, ante el
desafío de sus adversarios que se mostraron confiados en lograr una segunda
vuelta electoral.
Las encuestas sugieren que Morales no tiene
nada de qué preocuparse, aunque tampoco tendría tantos motivos para celebrar.
Un sondeo realizado por el diario Página Siete
en febrero muestra que el presidente obtendría una reelección cómoda en primera
vuelta, con una diferencia de más de 30 puntos sobre sus principales rivales,
Samuel Doria Medina y Rubén Costas.
Sin embargo, la encuesta anticipa un triunfo
con el 45,7% de los votos, muy lejos de la meta del 74% al que aspira el presidente
y por debajo, incluso, de sus anteriores victorias electorales.
Según los analistas, los resultados reflejan el
desgaste que ha sufrido el mandatario en sus bases, pero también muestran cómo
logró solidificar su liderazgo.
Para Galindo Soza, la ventaja tan amplia con
respecto a sus rivales señala que Morales logró captar el apoyo de amplios
sectores de la población boliviana que se vieron beneficiados por el auge
económico que vive el país bajo su gobierno.
A comienzos de año, la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (Cepal) informó que Bolivia tiene uno de los mejores
pronósticos de crecimiento de América Latina, con una tasa del 5,5% para 2014,
lo que duplica la de las grandes potencias de la región.
Tomado de
http://www.bbc.co.uk
Nota de la Redacción:
Seguramente el Gobernante boliviano agitará con
más fuerza el odio anti-chileno que tan buenos dividendos políticos le ha dado.