viernes, abril 18, 2014

Bailando al ritmo de Maduro, por Beatriz Corbo.






Bailando al ritmo de Maduro,
por Beatriz Corbo.


Cumplido ya un año desde la asunción de Nicolás Maduro como Presidente y sucesor de Hugo Chávez, el grave conflicto interno en Venezuela ha llevado a UNASUR a nombrar una comisión que acompañe un diálogo político entre el Gobierno y la oposición.


El diálogo ha comenzado vacilante. El Gobierno no ha variado sustancialmente su actitud hacia los opositores y, por ahora, sólo ha hecho declaraciones críticas con relación al rol jugado en la represión de las manifestaciones por los efectivos policiales, pero sin modificar su acostumbrada altisonancia en la condena a los dirigentes de la oposición. Es decir, parece continuar la estrategia Gubernamental, un tanto paranoica y que se remonta a los tiempos de Chávez, de acusar majaderamente a la oposición de “golpista”, de intentar la “desestabilización” del régimen y de conspirar para cometer un “magnicidio”.


Habrá que conceder al diálogo recién iniciado el beneficio de la buena fe, para apreciar si es conducente a algún resultado práctico. La única esperanza concreta se funda en la fuerza de las eventuales gestiones que, como mediadores, puedan realizar los Cancilleres de la Santa Sede, Brasil, Colombia y Ecuador, pues hay indicios de que para el Gobierno de Maduro este ejercicio constituye más bien un acto dilatorio y de distracción de sus arbitrariedades. Al efecto, puede considerarse el hecho de que el aparato comunicacional del Gobierno venezolano es el que ha manejado los ritmos y también las expectativas respecto del diálogo. En el último mes, las cadenas oficiales han promediado 90 minutos diarios, prácticamente el doble de lo acostumbrado. Además, el hecho de haber involucrado a la Iglesia Católica, precisamente en momentos en que los Obispos venezolanos habían adoptado una posición vehemente para denunciar el comportamiento represivo del Gobierno y la restricción de las libertades públicas, demuestra un manejo estratégico exitoso del líder bolivariano frente a la crisis.


A pesar de que el discurso y comportamiento del Gobierno de Maduro no ha variado, la opinión pública nacional e internacional parece esperanzada en que los mediadores logren avanzar algo en acercar las posiciones, pero esta ilusión parece fundada más en el voluntarismo de querer evitar un agravamiento de la violencia interna que en un real cambio de la conducta política del Gobierno, que aún no muestra real disposición a considerar los planteamientos de la oposición.


Dichos planteamientos son exigencias mínimas en cualquier sociedad democrática que aspira a un Estado de Derecho que asegure libertades básicas y paz social.

EMPELOTANDO A LAGOS