jueves, abril 01, 2010

Sutil actitud diabólica del oficialismo.

Sutil actitud diabólica del oficialismo,

por Nélida Rebollo de Montes(*)

(columnista de Radio La Red en su Revista Plural)

Pretenden mancillar la ética profesional al servicio de un vivo sentido de responsabilidad de la Jueza María José Sarmiento

Hay que reconocer que en la Argentina de hoy es demasiado el menosprecio de los usos correctos de cortesía y veracidad, malogrados por funcionarios de alta jerarquía del gobierno actual, quienes se mueven con espíritu de venganza cuando un juez no es funcional a sus pretensiones hegemónicas.

La Jueza Federal en lo Contencioso Administrativo Dra. María José Sarmiento ha tomado gran notoriedad, aún sin proponérselo. Esta distinguida profesional cuyo desempeño en la justicia está enmarcado en la concentración silenciosa que le impone la consagración de un trabajo consciente, profundo y ágil, produce fallos que le han otorgado prestigio profesional en el ejercicio de la judicatura cuyo funcionamiento está subordinado a los preceptos constitucionales fundados en la supremacía de la Constitución, creadora del orden jurídico.

Instituciones específicamente jurídicas han sido solidarias con la Dra. Sarmiento, cuando ésta puso límites al Poder Ejecutivo en un intento de avasallamiento constitucional de ese poder.

Un ejemplo del alcance de los fallos de la Jueza Sarmiento es la suspensión que ordenó sobre el uso de las reservas del Banco Central para el Fondo del Bicentenario; y, posteriormente restituir en su cargo al presidente de la entidad, Martín Redrado.

Otros importantes fallos que han tomado estado público fueron: las causas relacionadas con los cortes en Gualeguaychú; los pedidos de explicación a la ex ministra de Economía, Felisa Miceli; el “corralito” y las tarifas de telefónicas.

En el 2008, la jueza Sarmiento declaró ilegal el corte del puente internacional San Martín que realizaban manifestantes de Gualeguaychú contra la instalación de la pastera Botnia. El pedido fue solicitado por un ciudadano particular, quien pretendía cruzar hacia Uruguay. Un año antes, ordenó que Miceli aclarase en el Senado sobre su decisión de incorporar subrepticiamente en un proyecto de ley el pago de 315 millones de pesos en bonos al grupo Greco, quien tenía al momento una millonaria deuda con el Estado.

En 2002, la Jueza Dra. María José Sarmiento hizo lugar a varios amparos de ahorristas que querían retirar sus fondos del sistema bancario tras la imposición del “corralito”. Durante el gobierno de Carlos Menem, la jueza fue una de las magistradas que falló en contra de innovar respecto del rebalanceo de las tarifas telefónicas que el Gobierno había dispuesto.

Para producir fallos de la envergadura que la han contado a la Jueza Dra. María José Sarmiento se requiere tener sobre los hombros, una cabeza bien organizada al servicio de un vivo sentido de responsabilidad y proceder con independencia para prestigio de la justicia. Desde el punto de vista institucional, el Poder Judicial cumple la función de controlar a los restantes poderes públicos, pero además, a los particulares, en la medida que ellos también ejercen, de acuerdo con las leyes, el poder público.

La Jueza Sarmiento actúa con un ponderado sentido de justicia y con la sencillez y sobriedad propia de quienes se consagran con vocación al ejercicio de su profesión y de la jerarquía que ocupa como magistrado. De ahí que ella haya puesto límites al Poder Ejecutivo en el entendimiento que en ningún caso el presidente o presidenta de la Nación puede ejercer funciones jurídicas, arrogarse el conocimiento de causas pendientes o restablecer las fenecidas. Debe entenderse también que no sólo la presidenta no puede ejercer funciones jurídicas sino también que le cabe esta prohibición al Jefe de Gabinete.

Ahora bien, en los primeros gobiernos del General Juan Domingo Perón se anulaba todas las libertades para lo cual era necesario un Poder Judicial incondicionalmente adicto al poder. Para ello se instituyó el juicio político a buena parte de los jueces dignos que fueron reemplazados. Es decir, los magistrados de entonces debían aplicar lo que decía la doctrina del justicialismo en vez de lo que establece la Constitución y, asimismo, los jueces debían atenerse a “la doctrina nacional” en vez del Derecho. Uno de los jueces serviles llegó a decir que “el presidente Perón ocupaba en la tierra un lugar semejante a Dios”. La conducta ejemplar de la Dra. Sarmiento no le inspira adoración ni adhesión incondicional a quien ejerce el poder político de la Nación, sino respeto a la judicatura y al Derecho.

Las opiniones arbitrarias que han vertido funcionarios del gobierno de la Sra. presidenta Cristina Fernández de Kirchner; y, también, ella, sobre la Jueza Dra. Sarmiento, son reiteradas por otras jerarquías del mismo gobierno con acusaciones a través de los medios de información, porque el fallo objetivo ha resultado adverso a lo que esperaban. Con esa conducta inicua y parcial pone en peligro la supervivencia de la moral; el mantenimiento de la República y el bienestar de la población. Abandonan el sentido del cumplimiento con desprecio a los principios de indiscutible validez y los valores humanos que se requieren en las variadas situaciones de la vida. Desconocen que la condición esencial de la libertad es el reino de la ley. Que los gobernantes y funcionarios que toman decisiones que comprometen a todos los ciudadanos y hacen de éstos sus instrumentos, les están negando libertad política y dignidad humana.

En la Argentina como dice Nicolás Márquez, joven autor de “La otra parte de la verdad” liberan a asesinos confesos y promotores de crímenes con leyes posteriores a la guerra contra el terrorismo y la impunidad. Evidentemente no se puede ser neutral contra el terrorismo.

La insolencia maliciosa de los integrantes del coro oficialista se ha permitido críticas infundadas contra la Jueza María José Sarmiento; y, las fobias de sus detractores han hurgado en el pasado de su padre, militar y de avanzada edad, revelando los fantasmas de quienes las formulan.

Era previsible a modo de venganza que los detractores políticos “descubrieran” justamente ahora que el padre de la Jueza Sarmiento fue “represor” en la trágica subversión de la Argentina. Demás está decir que han avanzado con críticas dudosas al imputar culpabilidades con tergiversación política que por otra parte el resultado en esa contienda fue favorable a las Fuerzas Armadas pero inversamente el resultado político favoreció a sus adversarios.

Como dice el escritor Carlos Manuel Acuña, autor del libro “POR AMOR AL ODIO”: “Los vencedores terminaron haciendo el papel de vencidos y los perdedores ganaron la batalla política. Esto fue producto, entre otras cosas, de una sutil, paciente, atrevida, y a la vez sectaria reconstrucción histórica a la que se consagraron quienes habían sido derrotados”. Y agrega: “Muchos han escuchado la campana de algunos intelectuales de la izquierda, comprometidos directa e indirectamente con la subversión. Desde 1983 en la Argentina, sólo se ha escuchado esa campana con parcialidad con la subversión”.

Cabe agregar que Vicente Gonzalo Massot, prologuista del libro citado más arriba, dice: “Las páginas del libro ponen en evidencia, sin necesidad de forzar los hechos del pasado, lo que significó ese verdadero asalto a la Nación, Estado, leyes, instituciones, hombres y tradiciones enderezados por la subversión de origen marxista”.

Hay numerosos libros y artículos que aportan, para los que quieran información correcta, una respuesta objetiva y rigurosamente exacta y equilibrada sobre la guerra terrorista o guerra civil como se prefiere calificarla en la Argentina. No obstante, los desinformados opinan sin conocer los hechos, huyen de la realidad vivida y desconocen la información seria y completa de los acontecimientos. En cambio, invaden los medios con algunos incompetentes informadores que repiten barbaridades en función de acusadores públicos, con diatribas necias, sólo para suscitar animosidad contra los que fueron llamados a reprimir por decreto que lleva la firma de la ex presidenta constitucional María Estela Martínez de Perón quien ordenó aniquilar la guerrilla.

Para acallar la verdad pretenden unificar el pensamiento en nombre de una visión controvertida y endurecida por el odio. Las primeras armas de la guerra subversiva se empaparon de sangre y, los que reprimieron por decreto presidencial de entonces, están encarcelados a pesar de superar los ochenta años y algunos con un estado de salud sumamente crítico. Sólo saldrán para morir, mientras los subversivos ganan cargos en el gobierno y sillones ministeriales.

*Nélida Rebollo de Montes, Profesora y periodista, laureada mundialmente en ambas profesiones.



EMPELOTANDO A LAGOS