Tecnopolítica,
por José Miguel Izquierdo.
¿Por qué es preferible escuchar que los principales asesores del Presidente, sus ministros, serán técnicos y no políticos? Básicamente porque la palabra está más asociada a eficiencia. La expectativa creada en las personas sobre la gestión del Presidente electo, Sebastián Piñera, está centrada en eso: en que el gobierno haga mejor su pega, que la delincuencia no genere más temor en el país y se note la visión de Estado que guiará a todo el equipo, y que no estará centrado en los conflictos que anclaron a la política en el pasado.
Los chilenos se cansaron de ver a cada político partir ensillado por su lado, sin conducción ni liderazgo que los detenga. Existe un clamor por hacer las cosas de forma diferente, lo que acota bastante la extensión y contenido del concepto de cambio que se está esperando, pero no por ello lo hace más simple. La burocracia tiene su ritmo y los ministerios han desarrollado el poder de agencia en estos 20 años. Durante todo ese tiempo, gente de centroderecha ha estado preparándose para las funciones que hoy comienzan a develarse, y los nombres que ocuparán los ministerios son claves para evaluar la posibilidad de que se cumpla con las expectativas creadas.
Asimismo, el gabinete puede ser funcional a los valores que el Primer Mandatario busque imponer en la agenda pública. La unidad nacional es uno de ellos y para eso es crucial desarrollar capacidades duras y blandas para tender puentes con la oposición. La probidad es una exigencia central. También reimponer la cultura de hacer las cosas bien, lo que implica coordinar mejor, focalizar y maximizar los esfuerzos por que los recursos lleguen a las personas y no los trabe la burocracia.
La nueva forma de gobernar también pasará por el grado de autonomía que tendrán los ministros para ejercer su función. Mucho se ha escrito y fabulado sobre el carácter de Sebastián Piñera, el que tendería a limitar la libertad de sus cercanos. Pero esas opiniones realmente se alejan de la realidad y están basadas en el desconocimiento. Piñera tiene la película clara, sabe dónde quiere llevar al país y sus sectores y, por eso, es capaz de entregar lineamientos claros, tareas concretas, delegar y, luego, controlar su cumplimiento. Por ello, éste será un gobierno con una visión muy clara y con ministros absolutamente empoderados para cumplir misiones bien definidas.
Asimismo, en la formación del gabinete, por supuesto que son importantes los nombres, pero también es clave la redefinición que se pueda realizar de las distintas reparticiones. ¿Cuál será el tono de la vocería, el acento del Vicepresidente y la coordinación de la Secretaría General de la Presidencia? Tres nudos que están en el epicentro del proceso político, porque definen la relación con la oposición, guían el cumplimiento de las metas fijadas en orden interno y, finalmente, tienen la labor de reconfigurar el esquema coalicional del sistema político chileno.
Como podemos ver, los desafíos son amplios, pero no se agotan en el carácter técnico. Las políticas públicas no son neutras frente a la ideología, y la política puede ser la única garantía de éxito para los presidencialismos de minoría. Asimismo, el único resorte de apoyo legislativo son los partidos y con ellos es necesario gobernar.
Sería un error pedir al Presidente electo, Sebastián Piñera, seguir otras consideraciones adicionales, como la paridad o restricciones de ese tipo que son anexos inadecuados para el esquema presidencial. De hecho, con Bachelet ya vimos que el uso de restricciones al poder presidencial (como el establecimiento de cuotas de representación) son errores que pueden tener consecuencias mayores, como la pérdida del control de su apoyo en el Congreso.